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Sesgos y falencias en la perspectiva de género sobre el abuso sexual infantil: Un análisis crítico.

  • Foto del escritor: Marcelo Meriño Aravena
    Marcelo Meriño Aravena
  • 6 mar
  • 6 Min. de lectura

Analizare el articulo: “Perspectiva de género en el abuso sexual infantil: Un permanente desafío en la intervención psicosocial” Por Francisca Boza Villanueva y Carla Ljubetic Grez del año 2019.


1. Introducción

El abuso sexual infantil (ASI) es un fenómeno complejo que involucra factores individuales, familiares, sociales y estructurales. En la monografía de Boza Villanueva y Ljubetic Grez (2019), se plantea que la centralidad del ASI radica en la estructura patriarcal y machista de la sociedad. Si bien la perspectiva de género es un elemento fundamental en el análisis del abuso, el texto presenta limitaciones significativas en cuanto a su rigor científico y su reduccionismo explicativo. Este trabajo se propone analizar críticamente el enfoque del artículo, destacando sesgos, ausencias y la necesidad de una aproximación integral basada en evidencia empírica y modelos de intervención efectiva.


2. Reduccionismo explicativo: La perspectiva de género como causa exclusiva del abuso sexual infantil

El artículo sostiene que el ASI se origina principalmente en una sociedad patriarcal, donde los hombres detentan el poder y las mujeres (y niñas) son estructuralmente vulnerables. Afirman que "la centralidad para la comprensión del fenómeno del abuso sexual infantil se encuentra en las características estructurales de nuestra sociedad" (Boza Villanueva & Ljubetic Grez, 2019, p. 1). Si bien la desigualdad de género puede ser un factor de riesgo, la literatura criminológica y forense ha demostrado que el abuso responde a una multiplicidad de causas, incluyendo:

  • Factores individuales del agresor: Trastornos psicopáticos, antisociales, pedofilia y antecedentes de abuso infantil (Seto, 2018; Ward & Beech, 2006).

  • Factores familiares: Dinámicas disfuncionales, negligencia parental, abuso de sustancias y antecedentes de violencia intrafamiliar (Faller, 2007; Kellogg, 2009).

  • Factores comunitarios y estructurales: Pobreza, ausencia de redes de apoyo, baja educación sexual y fallas en la protección estatal (Kellogg, 2009; Smallbone, Marshall & Wortley, 2008).

La reducción del ASI a una manifestación exclusiva del patriarcado invisibiliza otras causas documentadas y dificulta la implementación de estrategias de intervención efectivas. La criminología contemporánea enfatiza que el abuso sexual infantil no es un fenómeno homogéneo, sino que varía según el contexto, la dinámica familiar y las características del agresor y la víctima (López, 2017).

3. Falta de evidencia empírica suficiente y uso selectivo de datos

El artículo basa gran parte de su argumentación en fuentes que abordan la violencia de género en general, sin citar estudios específicos sobre abuso sexual infantil desde la psicología forense y la victimología. Por ejemplo, Boza Villanueva & Ljubetic Grez (2019) afirman que "las niñas y adolescentes son quienes enfrentan con mayor vulnerabilidad las diferentes problemáticas en torno a las crisis económicas, de violencia e inseguridad, agudizándose por dos factores, su edad y género" (p. 2). Sin embargo, omiten estudios que muestran que los niños también son altamente vulnerables, pero enfrentan barreras para denunciar debido a normas de masculinidad que desalientan la expresión emocional (Faller, 2007; López, 2017).

Además, el artículo no aborda la infra-representación de niños varones en los estudios de abuso sexual infantil, lo que genera un sesgo en la percepción del fenómeno. Estudios victimológicos han identificado que los niños tienen más probabilidades de retrasar o nunca revelar su abuso debido a la vergüenza y el estigma social (London et al., 2005; Easton, Saltzman & Willis, 2014). Este fenómeno se traduce en un subregistro significativo, lo que afecta la formulación de políticas de prevención y tratamiento.

El artículo también cita el 4to Estudio de UNICEF (2015), según el cual el 75% de las víctimas de ASI son niñas, pero no problematiza el subregistro de casos de varones ni revisa investigaciones que cuestionan la confiabilidad de los datos basados solo en denuncias (Cohen, Mannarino & Deblinger, 2012). En estudios forenses, se ha identificado que los niños pueden tardar más tiempo en revelar el abuso debido a la vergüenza o al temor a ser estigmatizados (London et al., 2005).

4. Sesgo en la asignación de roles en la victimización

El texto sostiene que los agresores son predominantemente hombres debido a la "construcción patriarcal de la masculinidad" (Boza Villanueva & Ljubetic Grez, 2019, p. 4). Aunque estadísticamente los varones constituyen la mayoría de los agresores, la literatura criminológica ha documentado también el abuso cometido por mujeres, lo que el artículo no menciona. Estudios como los de Cortoni & Hanson (2005) han demostrado que si bien las mujeres representan un porcentaje menor de agresores sexuales, el impacto en las víctimas puede ser igualmente devastador.

El artículo también ignora que los niños varones pueden ser objeto de abuso en el contexto familiar, escolar o institucional, donde las denuncias suelen ser más tardías o inexistentes debido a barreras socioculturales (Faller, 2007). Asimismo, investigaciones recientes han identificado un aumento en los casos de abuso sexual perpetrado por adolescentes, lo que cuestiona la imagen tradicional del agresor adulto masculino como único perpetrador del delito (Seto & Lalumière, 2010).

Además, el artículo tiende a presentar a las víctimas como exclusivamente niñas, lo que refuerza un sesgo en la comprensión del fenómeno del ASI. En cambio, estudios victimológicos han demostrado que los niños pueden ser víctimas en distintos contextos y que su proceso de revelación es incluso más complejo debido a la expectativa social de que los varones deben ser resistentes y autosuficientes (Easton, Saltzman & Willis, 2014).

5. Sobre-responsabilización de la madre y omisión de otros factores familiares

El artículo enfatiza el rol materno en la resignificación del abuso, afirmando que "el apoyo de la figura materna es uno de los factores más relevantes entre los que contribuyen a una intervención satisfactoria" (Boza Villanueva & Ljubetic Grez, 2019, p. 6). Si bien esto es cierto, el texto no aborda casos en que las madres pueden ser negligentes o cómplices del abuso (Kellogg, 2009). Además, no se considera el impacto de otros adultos protectores en la dinámica familiar.

6. Propuestas de intervención poco operativas y sin base en evidencia clínica

El texto enfatiza la necesidad de incorporar la perspectiva de género en la intervención, pero no desarrolla propuestas concretas basadas en modelos efectivos de tratamiento. Se omiten estrategias clave como:

  • Terapia Cognitivo-Conductual Focalizada en el Trauma (TF-CBT) (Cohen et al., 2012).

  • Modelos de evaluación de credibilidad en testimonios infantiles, como el Modelo HELPT (Manzanero, 2021).

7. Conclusión

El artículo de Boza Villanueva y Ljubetic Grez (2019) aporta una mirada importante sobre la perspectiva de género en el abuso sexual infantil, pero presenta limitaciones significativas en su fundamentación y aplicación práctica. Su análisis reduccionista, la falta de evidencia empírica sólida y el sesgo en la asignación de roles dificultan una comprensión integral del fenómeno.

Para mejorar la respuesta al ASI, es fundamental adoptar un enfoque multidimensional, que incluya variables criminológicas, psicológicas y victimológicas respaldadas por estudios científicos. Asimismo, es imprescindible evitar interpretaciones sesgadas que excluyan víctimas masculinas, minimicen la participación de agresoras femeninas y limiten las estrategias de intervención a un marco teórico ideológico sin respaldo empírico.

8. Bibliografía

Cohen, J. A., Mannarino, A. P., & Deblinger, E. (2012). Treating Trauma and Traumatic Grief in Children and Adolescents. Guilford Press.

Cortoni, F., & Hanson, R. K. (2005). Women who sexually abuse children: A review of the literature. Aggression and Violent Behavior, 10(1), 79-109.

Easton, S. D., Saltzman, L. Y., & Willis, D. G. (2014). Would you tell under circumstances like these? Barriers to disclosure of child sexual abuse for men. Psychology of Men & Masculinity, 15(4), 460-469.

Faller, K. C. (2007). Interviewing Children about Sexual Abuse: Controversies and Best Practice. Oxford University Press.

Kellogg, N. D. (2009). Evaluation of suspected child sexual abuse. Pediatrics, 124(3), 839-847.

London, K., Bruck, M., Ceci, S. J., & Shuman, D. W. (2005). Disclosure of child sexual abuse: What does the research tell us about the ways that children tell? Psychology, Public Policy, and Law, 11(1), 194-226.

López, F. (2017). Criminología del abuso sexual infantil: Factores de riesgo y estrategias de prevención. Editorial Jurídica.

Seto, M. C. (2018). Pedophilia and Sexual Offending Against Children: Theory, Assessment, and Intervention (2nd ed.). American Psychological Association.

Seto, M. C., & Lalumière, M. L. (2010). What is so special about male adolescent sexual offending? A review and test of explanations through meta-analysis. Psychological Bulletin, 136(4), 526-575.

Ward, T., & Beech, A. (2006). Theories of Sexual Offending. John Wiley & Sons.

 
 
 

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